En las oficinas también se socializa. Uno llega a querer a sus compañeros de trabajo y hasta tener empatía con sus jefes. En el fondo son seres humanos de carne y huesos.
A excepción de tu jefe que es un chupasangre. Le dices oiga jefe tengo el dengue y a mi hijo también y lo voy a llevar al médico. Tu jefe entonces te responde: “ve a la enfermería y pídele un poco de Vip VapoRub y para la próxima déjale el pasaje a tu hijo de ocho años para que el vaya al médico, yo a su edad me iba de un pueblo a otro”.
Porque es que aparte de haberse graduado en chupasangre, tu jefe es tu médico personal. O a veces tú terapeuta que se mete en tu vida solo porque contesto una llamada personal tuya. Lo increíble es que se hace una historia completa con esa llamada.
Pero por otro lado, hay que admitir que las oficinas muchas veces se convierten en antros de perdición. Hay mucha carga sexual en esas cuatro paredes. Y la mayoría de veces la secretaria del jefe esta buena con excepción de la secretaria del jefe de contabilidad. Las secretaria son única y exclusivamente propiedad del jefe. Por lo tanto sigan esta simple instrucción: “NO TOCAR”.
Digo que hay mucha carga sexual porque las mujeres les gustan coquetear abiertamente. Usan las faldas ajustadas, tienen un buen escote y juegan con el pelo mientras sacan copias y tú estas muriéndote por comértela.
Las compañeras de trabajo te piden los favores con una sensualidad que prácticamente se inicia una competencia entres los hombres para ver quien le “hace el favor”.
Una vez ya él y ella ya se ligaron, sucede:
a. Ambos se tratan con indiferencia como si nada pasó.
b. Se dejan mensajes o se hablan en secreto.
c. Ella admite que fue un error y el no.
d. Todas las anteriores son correctas.
Los típicos karaokes después de la oficina donde se juntan dos tipos de personas, “los que no deberían beber” y “los que no deberían cantar”.
La mayoría de veces contamos con una fiesta de Navidad y el intercambio de regalos. OJO, siempre te regala la que menos te conoce, con la que casi nunca hablas y viene siempre con el regalo menos indicado.
OJO secretarias del jefe, aunque te regale Joselo el mensajero. Tu jefe también te va a regalar ese collar que vieron juntos la tarde pasada.
Y para cerrar una vez que hiciste “la función #2” en el baño, ya no hay vuelta atrás. Siempre iras a ese baño a la misma hora y en el mismo canal.
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